Historia primera

Todo empezó un domingo. Me encanta empezar las historias con un «todo empezó», así parece que vaya a explicar algo fantástico y mágico, y tal vez no, o sí. Bueno, era un día lluvioso, como siempre aquí, pocas veces sale el sol, y si sale es solo durante un rato. Eran las diez de la mañana y era imposible abrir los ojos, parecían dos pistachos de esos que no puedes romper ni con los dientes. Estaban así, oscuros y pequeños dentro de los parpados. Caminaba despacio por la subida hacía el autobús, evitando chocarme con una farola, la que siempre se interponía en mi camino.

No os he contado nada sobre mí y dudo que vaya a hacerlo. Me gusta ser anónima, anónima33. Así es como quiero ser conocida y recordada. A veces me imagino todo solitario, el autobús, los vagones del metro, las calles y sobre todo la biblioteca, el lugar donde nunca hay suficiente silencio. Me molesta el paso de las páginas de los libros, el ruido de las chicas hurgando en sus estuches llenos de bolígrafos de diferentes colores, me molesta incluso el ruido del subrayador marcando las frases más importantes de cada hoja. Si pudiera haría que todo el mundo desapareciera.

Hoy no voy a avanzar más en mi historia. La verdad es que no recuerdo que os tenia que contar. Creo que era algo sobre un libro, un libro que acabó con la vida de alguien, alguien que no soy yo, pero si soy testigo, testigo porque estaba allí, observándolo todo desde el rincón más aislado y silencioso de la biblioteca. Vi quién fue el asesino, vi quién fue la víctima y vi cual fue el arma. Pero nadie me vio a mí, ni siquiera vosotros vais a poder saber quién soy, porque soy anónima33.

Tal vez más adelante continuó con esta historia, o tal vez yo también desparezco, como me gustaría que desaparecería la gente del metro…

4 comentarios

  1. Más! queremos más! has echado un vistazo a nuestros post sobre Londrés para que aproveches al máximo el país? como se presenta el último mes de primavera?

    Me gusta

Deja un comentario